Este es el segundo post sobre Cómo poner límites con amor. Puedes ver la primera parte aquí.
En esta ocasión hablaremos del mensaje que transmitimos cuando damos una orden o ponemos un límite. Como dijimos en la primera parte, se recomienda que el mensaje sea formulado en positivo, además necesitamos que sea dicho con convicción y de una forma clara y precisa.
Si recurrimos a términos demasiado generales del estilo: «pórtate bien» será muy difícil que el niño o la niña cumpla nuestra expectativas. ¿Qué es para mí portarse bien? ¿Qué es para ti portarse bien? Es probable que tengamos versiones muy distintas de lo que significa. Quizás para una persona portarse bien significa estar en silencio y para otra persona significa recoger los juguetes cuando termina de jugar. ¿Cómo podemos pretender que un niño/a sepa entonces lo que significa portarse bien?
Lo mismo puede ocurrir cuando decimos «limpia tu habitación» o «prepárate para ir a la escuela».
«Limpia tu habitación» puede significar para una familia que haga la cama, y para otra que recoja la ropa. «Prepárate para ir a la escuela» para una familia puede significar ponerse los zapatos, y para otra familia ponerse la chaqueta o coger la mochila.
Por lo que, si quieres que tu hijo o hija cumpla con lo que le pides, sé preciso. Algunos ejemplos serían:
- «Ponte la chaqueta, coge la mochila y espérate en la puerta», son órdenes claras y concisas.
- Hoy tengo que teletrabajar, «puedes jugar con las pegatinas o hacer dibujos a mi lado, pero habla suave»
- Tu habitación está muy desordenada, «haz la cama, recoge la ropa sucia y ordena los libros de encima el escritorio»