He abierto mi propio centro pediátrico para ejercer la pediatría en la que creo.
Una pediatría sin prisas, donde se atiende a las familias con el tiempo suficiente para resolver todas sus preocupaciones, dudas y necesidades.
Los niños y niñas necesitan una atención especial. Así que en mi centro pediátrico, el tiempo transcurre en ratitos, buscamos Peppa Pigs en los oídos, vaciamos zapatos de arena y encontramos purpurina en lugares inesperados.
Para mí es un honor contar con un equipo de profesionales de la salud que siguen la misma metodología de atención pediátrica con la que nació mi consulta privada, donde la actualización y la rigurosidad profesional son tan importantes como el respeto hacia la infancia y la comunicación con las familias.