El otro día me crucé con un artículo del 2017 publicado en la revista «Women and Birth» titulado «Maternal singing of lullabies during pregnancy and after birth: Effects on mother–infant bonding and on newborns’ behaviour. Concurrent Cohort Study» en el que se estudiaba los efectos de cantar nanas a la relación madre-bebé, en el comportamiento de los recién nacidos y en el estrés materno.

El vínculo entre la madre y el bebé es muy importante para el desarrollo y el bienestar del bebé. En este estudio se recogieron un total de 168 mujeres embarazadas, la mitad de ellas cantaban nanas y las otras no, y se les hizo seguimiento desde las 24 semanas de gestación hasta 3 meses después del nacimiento. Mediante unos tests se evaluó tanto el apego prenatal, en el que no se encontraron diferencias significativas, como el apego postnatal que sí que mostró diferencias. Se observó que en el grupo de mamás que habían cantado nanas a sus bebés, había menos episodios de llanto del bebé en el primer mes, menos episodios de cólicos, menos despertares nocturnos y menos estrés materno.

¿Qué os parece?

El recién nacido reconoce y responde positivamente a la voz de su madre gracias a su exposición durante el embarazo. Los bebés cuando nacen son capaces de diferenciar la voz de su madre entre distintas voces de mujeres. Escuchar a su madre le calma. Por tanto, os animo, a todas las madres embarazadas o que acabáis de tener un bebé, a cantar nanas a vuestro pequeño/a. Cantar una nana es algo que podemos tener siempre disponible, sin coste, fácil, ecológico y con este artículo parece que también eficaz. ¡A cantar!