Desde el tercer trimestre de embarazo, el feto empieza a envolverse por vérnix caseosa, una sustancia blancogrisácea, de consistencia semigrasa. Al nacimiento esta sustancia puede cubrir todo el cuerpo del bebé o acumularse más específicamente en los pliegues (axilas, ingles, genitales femeninos…) o en la espalda.
La vérnix caseosa está formada por la secreción de las glándulas sebáceas, la descamación superficial de la piel y el lanugo (vello fino del recién nacido) que se va desprendiendo. Está compuesta principalmente por agua (80%), lípidos y proteínas.
¿Qué funciones tiene?
Dentro del útero ayuda a prevenir las infecciones y la maceración de la piel causada por el líquido amniótico. Además, también facilita el paso a través del canal del parto.
Al nacimiento tiene múltiples funciones:
- Ayuda a regular la temperatura del bebé
- Hidrata
- Ayuda a la curación de las heridas
- Facilita la colonización de la piel por bacterias no patógenas, es decir, «bacterias buenas»
- Protege frente a hongos y bacterias
- Mantiene el equilibrio del Ph, actuando como antioxidante
¿Debemos retirarla al nacer?
Por todos los beneficios que tiene la vérnix caseosa se aconseja no retirarla. Al cabo de las horas o días empieza a secarse y se desprende por sí sola.