La bronquiolitis es la inflamación de las pequeñas vías respiratorias del pulmón, llamados bronquiolos.
Aparece especialmente durante los meses más fríos del año, entre octubre y marzo y suele afectar a bebés menores de 2 años, especialmente entre los 2 y 6 meses de edad.
El sistema inmune de los bebés de esta edad todavía no está completamente desarrollado y sus vías respiratorias son más pequeñas y frágiles, por lo que son más vulnerables a esta infección.
El principal causante de las bronquiolitis es el VRS (virus respiratorio sincitial), siendo el responsable de 3 de cada 4 casos. Se transmite fácilmente y es muy contagioso.
¿Cómo reconocer la bronquiolitis?
Los síntomas típicos son la aparición de un cuadro similar a un resfriado con mucosidad nasal, tos y fiebre o febrícula, que puede durar entre 7 y 10 días.
Este cuadro puede evolucionar, apareciendo dificultad respiratoria. Esta la detectaremos porque la tos se hace más persistente, se le marcan las costillas cuando respira, respira más rápido y abre los agujeros de la nariz con fuerza para coger aire. Además, si está más fatigado, le costará comer y puede estar más irritable o decaído. En bebés más pequeños incluso podemos observar apneas, es decir, que dejan de respirar durante unos segundos. Todas estas son señales de alarma que nos deben hacer consultar con nuestro pediatra de forma urgente.
Hay ciertos bebés que tienen más riesgo de tener una bronquiolitis grave, como, por ejemplo, los menores de 3 meses de vida o aquellos que han sido prematuros o tienen alguna enfermedad de base. No obstante, la mayoría de las hospitalizaciones por bronquiolitis se producen en bebés sanos.
¿Qué tratamiento tiene?
La bronquiolitis no tiene un tratamiento específico.
El tratamiento consiste en medidas de confort. Por ejemplo, administrar un antitérmico si hay fiebre, mantener una buena hidratación, hacer lavados nasales y ponerle en posición semiincorporada.
También se recomienda mantener una buena temperatura ambiental y evitar irritantes ambientales, como el humo del tabaco.
No se recomienda administrar jarabes para la tos o mucolíticos.
El pediatra os aconsejará las pautas más adecuadas para vuestro bebé, siempre estando pendiente que no aparezcan los signos de alarma comentados anteriormente. El niño o niña no podrá reincorporarse a la escuela infantil hasta que hayan desaparecido los síntomas.
¿Cómo la podemos prevenir?
Cuando hablamos de infecciones, un factor clave es la prevención. También en el caso del VRS, que, además, su evolución es impredecible. La mayoría de los casos son leves, pero en hasta 4 de cada 10 bebés pueden ser más graves, con la aparición de neumonía o bronquiolitis.
8 medidas para prevenir la infección por VRS:
- Lavarnos las manos con agua y jabón
- Cubrirnos la nariz y la boca cuando tosemos y estornudamos
- Limpiar y desinfectar las superficies y los juguetes
- Limitar las visitas y evitar el contacto cercano con personas enfermas
- Tener precaución en entornos cerrados y con mucha gente
- Precaución si tienen hermanos en edad escolar, ya que tienen más riesgo de exposición
- Seguir los planes de inmunización creados con Nirsevimab
- Actuar de forma responsable en relación con la salud, informarnos y consultar todas nuestras dudas con nuestro pediatra
¿En qué consiste la inmunización contra VRS?
La inmunización contra VRS se realiza con Nirsevimab, un anticuerpo monoclonal que se administra de forma pinchada como una vacuna y que con una sola dosis proporciona protección para los siguientes meses. Como se administran directamente los anticuerpos al bebé, no se depende de su sistema inmunitario para generar la protección y el efecto es inmediato tras la vacunación.
El Nirsevimab se debe administrar antes de que empiece la temporada del VRS o desde el nacimiento en el caso de los bebés que nacen de octubre a marzo. Con esta pauta, el año pasado se consiguió reducir considerablemente las hospitalizaciones por infecciones respiratorias graves por VRS.
