Las sinequias vulvares son muy frecuentes en la consulta de pediatría. Los labios menores de la vulva se adhieren, de tal forma que la entrada de la vagina no se puede ver completamente porque queda cerrada de forma parcial (más frecuente) o total. Suele aparecer durante los primeros años de vida, no es un hallazgo que esté presente al nacimiento.

Es frecuente observarlas de forma casual durante una revisión rutinaria. Su causa no se conoce con exactitud aunque parece que las hormonas (estrógenos) juegan un papel importante  y que el antecedente de un proceso inflamatorio local de la zona, como por ejemplo una dermatitis del pañal, puede favorecer su aparición.

La mayoría de las sinequias vulvares son asintomáticas, es decir, no provocan ningún tipo de problema. Se resuelven espontáneamente sin tratamiento antes o durante la pubertad, debido al aumento de los niveles de estrógenos. Es por este motivo que en general no se recomienda realizar ningún tratamiento, ni cremas, ni separación manual con anestesia ni separación quirúrgica. Estas maniobras suelen ser poco efectivas y tienen una alta tasa de recurrencia.

Sin embargo, de forma excepcional, las sinequias vulvares pueden provocar síntomas. Estos síntomas consisten en la imposibilidad de hacer pis de forma correcta, en dolor o secreción vaginal, en la retención de orina en la vagina que provoca un goteo o en infecciones de orina de repetición. En estos casos sí estaría indicado plantearse un tratamiento, siendo necesario consultar con vuestro pediatra.

A todas las familias que tenéis niñas con sinequias vulvares sin síntomas, no os preocupéis. Las sinequias vulvares no se relacionan con ninguna otra enfermedad ni afectan la futura salud sexual ni reproductiva. Una mínima apertura de la sinequia, aunque sea muy pequeña, es suficiente para drenar la orina.