Todos en algún momento nos hemos visto en la situación de querer poner la chaqueta a nuestro hijo o hija y que él se nos resista. Situación que en muchas ocasiones termina en una rabieta. Hoy repasaremos cómo actuar frente a la rabieta «no quiere ponerse la chaqueta».
Para saber cómo actuar frente una rabieta, desde el amor y el respeto, recomiendo seguir el acrónimo CONREAR. Este acrónico está recogido en mi cuento infantil «Leo tiene una rabieta».
El primer «CON» corresponde a conectar. Primero conecto conmigo misma (soy consciente de mi estado de ánimo y de si estoy en disposición de atender la rabieta) y luego conecto con el niño/a, es decir, muestro disposición a escucharle, sin juicios. Después viene la «R» de responder, con calma y empatía, tanto verbal como no verbal. Sin usar demasiadas palabras. A continuación la «E» de emoción nombrada y validad, seguida de la «A» de acompañar sin prisas. Y finalmente la «R» que se hará en una segunda fase, cuando la rabieta ya haya pasado, y consiste en Repasar lo que ha ocurrido, Reparar si nos hemos equivocado y Reflexionar cómo lo podemos hacer mejor la próxima vez.
En la práctica en este caso concreto que no se quiere poner la chaqueta, lo primero que deberíamos valorar es si el niño/a creemos que es capaz de reconocer sus sensaciones corporales de frío, si es así, podemos optar por confiar en su capacidad.
Si creemos que no, deberemos mantener nuestro límite y ponerle la chaqueta. Es normal que se enfade si le toca hacer una cosa qu eno quiere y deberemos acompañarle en esa rabieta.
Le podemos decir con voz calmada y comprensiva: «Te entiendo, tu querías seguir jugando sin ponerte la chaqueta y por eso te has enfadado (muestro empatía y nombre la emoción). Es normal enfadarse cuando nos toca hacer una cosa que no queremos (valido). Hace frío y debes ponerte la chaqueta (mantengo el límite)».
Posteriormente en casa, en un momento de calma, podemos buscar soluciones conjuntamente para la próxima ocasión en que nos encontremos en la misma situación.
Un consejo final: recurrir al juego para conseguir que nuestro hijo o hija coopere siempre es una muy buena opción y hace mucho más probable que consigamos nuestro objetivo, ponerle la chaqueta.
Tenéis disponible tanto mi cuento Leo tiene una rabieta como mi curso online Rabietas con calma aquí.