El primer paso para atender una rabieta puede resultar el que no esperas, pero es muy importante. Porque en función de cómo se haga este primer paso, marcará la evolución de toda la rabieta.
Conectar con nosotros mismos es el primer paso para atender una rabieta, y a veces supone un gran desafío. Nuestro estado de ánimo, el día que hayamos tenido, como estemos en el trabajo, las lavadoras que tengamos que poner, las prisas que tengamos… entre muchas otras cosas, puede afectar a nuestra forma de responder a la rabieta, y en consecuencia, tendrá un impacto en cómo se desarrollará el conjunto de la escena.
Por este motivo, suelo proponer 3 pasos para hacer antes de responder:
- Pulsar nuestro propio botón de pausa (dejar de hacer lo que estamos haciendo, pararnos, ser conscientes del momento presente)
- Hacer unas respiraciones tranquilas, que nos aporten calma. Si nosotros respondemos a una rabieta enfadados o chillando, eso es como poner gasolina al fuego.
- Repetirnos alguna frase vitamina, una frase que nos dé fuerza para atender la situación (por ejemplo: “puedo con esto”, “soy capaz” o “me necesita” “no sabe hacerlo de otra forma” “está aprendiendo” …). Recordarnos que una rabieta es una petición de ayuda, que no nos está manipulando, no haciéndolo expresamente ni nos quiere tomar el pelo.
Dedicar unos breves instantes a autoregularnos podrá modificar el rumbo que tomará la rabieta.
Antes de atender la rabieta podemos hacernos la siguiente pregunta: ¿estamos en disposición de atender bien esta rabieta? Tomar consciencia de ello es el primer paso para poder modificarlo.
Para poder acompañar las rabietas desde la calma y el respeto, te recomiendo mi curso Rabietas con calma y el cuento infantil Leo tiene una rabieta. Tienes los dos productos disponibles aquí.