El ahogamiento es silencioso y necesita menos de 1 minuto y 10 cm de agua para producirse. Los niños con más riesgo de ahogamiento son los pequeños entre 12 y 36 meses de edad.
Los ahogamientos son una amenaza de salud pública que cada año suponen más de 350.000 defunciones en todo el mundo.
En España en 2018 murieron 31 niños por ahogamiento, y en lo que llevamos de 2019 ya hemos tenido 9 muertes en niños por ahogamiento. A mi me entristece profundamente.
Lo que está claro es que es una necesidad desatendida y que está en manos de todos hacer que esta cifra se ature.
¿Qué se entiende por ahogamiento?
La definición más actualizada que se aprobó en 2002 sobre el ahogamiento es “proceso conducente a la imposibilidad de respirar debido a sumersión/inmersión en un líquido”; y esta definición incluye tanto los resultados mortales como los no mortales. Se deben dejar de utilizar términos cómo ahogamiento seco, activo, pasivo, silencioso o secundario para su clasificación. En los últimos años ha habido mucha desinformación sobre el ahogamiento secundario o seco que han supuesto mucha angustia en los padres, y no son términos aceptados actualmente.
¿Quién tiene más riesgo?
Existen especialmente dos grupos de edad que tienen especial riesgo: los menores de 4 años y los adolescentes. El grupo de mayor riesgo son los niños de 12 a 36 meses. En la mayoría de los incidentes, no se esperaba que los niños estuvieran en el agua en ese momento y hubo una falta en la supervisión. En este grupo de edad es imprescindible poner barreras para evitar el acceso al agua.
En cuanto a los adolescentes las causas son otras: comportamientos de más riesgo, sobrevaloración de sus habilidades, baja percepción del peligro o abuso de sustancias, especialmente alcohol.
Otro dato importante es que la mayoría de los fallecimientos se producen en piscinas privadas. Así que especial precaución con las piscinas de casa.
¿Qué podemos hacer para prevenir los ahogamientos?
Las principales medidas de prevención consisten en:
- SUPERVISIÓN CONTÍNUA. Está en primera posición, y no por azar. Es la medida de prevención más importante. NUNCA dejar a los niños solos en lugares dónde hay agua (piscinas, playas, ríos, spa, bañera…). Ni siquiera un segundo. Tampoco dejarlos bajo supervisión de niños más mayores. Siempre que haya niños cerca o alrededor del agua, debe haber un adulto responsable de la supervisión. Este adulto deberá mirar el agua cada 10 segundos y estar a una distancia no superior a un brazo del niño. Incluso si los niños son más mayores o ya saben nadar. El adulto responsable debe tener una atención focalizada en el agua y no distraerse con otras actividades (como por ejemplo el móvil). Esta supervisión debe ser constante, estrecha y atenta. También si existe un socorrista.
- PONER ELEMENTOS DE SEGURIDAD. Se ha demostrado que la medida más efectiva para prevenir el ahogamiento, especialmente en niños pequeños, es la instalación de una valla de 4 lados (122cm de altura) alrededor de la piscina. Con esta medida se evitan más del 50% de los ahogamientos en las piscinas. Otros elementos que se pueden plantear son las alarmas perimetrales, alarmas de inmersión…
- APRENDER A NADAR. Es importantísimo saber que las clases de natación o las habilidades para nadar en sí solas no previenen el ahogamiento. Aprender a nadar forma parte de un conjunto de aprendizajes en el agua que los niños deberían tener pero que también engloba reconocer las situaciones de riesgo y las propias limitaciones, saber como ponerse un chaleco salvavidas, ser capaces de reconocer y atender a un nadador que está en peligro y pedir ayuda o saber iniciar las maniobras de reanimación cardiopulmonar. Las clases de natación proporcionan una capa más de protección pero no son garantía de evitar un ahogamiento. Se recomienda que sobre la edad de 4 años los niños aprendan a nadar, de todas formas, cada niño tiene su propio ritmo de desarrollo por lo tanto no todos los niños estarán preparados para aprender a nadar a la misma edad.
- EDUCACIÓN. Debemos enseñar a los niños que no deben nunca ponerse en el agua si están solos o nadar si no hay un adulto cerca.
- APRENDER PRIMEROS AUXILIOS. Es indispensable que padres, cuidadores, adolescentes, niños… TODOS aprendamos las maniobras de reanimación cardiopulmonar. Creo que debería incluirse como una asignatura en las escuelas, obligatoria y que se repitiera periódicamente. Los adultos también debemos ser responsables y realizar cursos de primeros auxilios regularmente. Os recuerdo que yo imparto estos cursos de forma presencial y online.
- EN CASA. Aplicar medidas de prevención cómo por ejemplo:
- Nunca desatender a un niño mientras lo estás bañando
- Quitar el tapón de la bañera antes de sacar al bebé.
- No dejar a los niños solos en el baño.
- MECANISMOS DE FLOTACIÓN. El mecanismo de flotación más recomendable son los chalecos, adaptados a su edad, talla y a sus características; y por supuesto siempre homologados. Los niños pequeños o que no saben nadar siempre deberían llevarlo si están alrededor o cerca del agua, aunque debéis tener en cuenta que es un sistema de ayuda, no de prevención del ahogamiento. Debéis evitar todos los elementos que sean inflables (por ejemplo los manguitos inflables, los flotadores…). No son seguros.
- CONCIENCIACIÓN Y DIVULGACIÓN. La concienciación y la divulgación para prevenir los ahogamientos son indispensables. Por esto me gustaría recomendaros la excelente iniciativa de Ojo peque al agua. Os animo a visitar su web y seguirlos en redes, a ver si entre todos conseguimos detener ese marcador que cada pocos días va sumando fallecimientos infantiles por ahogamiento. Mi total apoyo a estas campañas.